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El cirujano Anibal Lotoki se defendió de las acusaciones de mala praxis por su aplicación de metacrilato a la modelo Silvina Luna, que hoy está internada y con su salud muy comprometida. Alegó en su defensa: “Ella sabía lo que le iba a poner”. ¿Son realmente libres estas elecciones? ¿Se pueden aceptar en nombre de la libertad, decisiones médicas que agreden y ponen en riesgo al cuerpo humano? ¿De que libertad estamos hablando?
La modelo y actriz Silvina Luna se encuentra internada en terapia intensiva. En 2011 le colocaron inyecciones de metacrilato en su cuerpo, lo que le provocó hipercalcemia y un deterioro en la función de sus riñones.
El metacrilato es un plástico que se usa en traumatología para fijar prótesis de caderas, en odontología para rellenar cavidades óseas y en neurocirugía para cubrir defectos óseos del cráneo. En el campo de la cirugía plástica, se aplica para atenuar pliegues y arrugas faciales, remarcar bordes de labios y dar lugar a pequeñas proyecciones de pómulos y mentón. Está aprobado por la ANMAT para estas aplicaciones, pero no para otras, como rellenar glúteos. En la Argentina no hay ningún metacrilato aprobado para esa función, ni ningún producto extranjero que haya ingresado con la aprobación correspondiente.
En una entrevista realizada por María Laura Santillán en Infobae, Silvina Luna explica las razones por las que accedió a ese tratamiento: “En su momento me lo planteó como algo inofensivo. Como algo que no tenía consecuencias. Me mostró todo el tratamiento. Y compré”. Y agregó: “Tuve muchas presiones. Y muy pocas herramientas también. Hacíamos teatro de revista y el cuerpo hegemónico era todo. Se usaban las tetas grandes y el culo acá arriba. Y yo me dejé llevar por eso, por buscar una seguridad en el exterior y querer cumplir con ese estereotipo. Eso me llevó a esa operación”.
La defensa de “la libre elección de los pacientes” que propone Lotoki , es muy parecida a la que propone Milei cuando promueve el ”transplante de órganos”. No hace referencia alguna al contexto en que se toman las decisiones, ni a la información engañosa brindada por quienes supuestamente son portadores del saber científico de la medicina.
En el mundo existen redes de tráfico internacional de órganos donde los vendedores son personas humildes o desesperadas de países pobres y los compradores son personas de alto poder adquisitivo de países ricos. En esas ventas los productos estrella son los riñones, porque el hecho de que los seres humanos tenemos dos riñones, alimenta la información falsa que quien ha vendido uno podrá seguir con su vida normalmente. Esto no es así, para personas que solo pueden aspirar a trabajos que le demandan mucho esfuerzo físico.
Por un juicio iniciado por sus pacientes Silvina Luna, Stefy Xipolitakis, Gabriela Trenchi y Pamela Sosa, Lotocki fue condenado en febrero de 2022 a 4 años de prisión (y 5 años de inhabilitaciónpara ejercer la medicina) por el delito de lesiones graves. Pero hoy se pasea por estudios de televisión, mostrando su cara de piedra y responsabilizando a las víctimas por sus tropelías.
Por esos lugares también transita Javier Milei y otros candidatos de la derecha que apropiándose de la palabra “libertad”, proponen soluciones suicidas a un pueblo enojado y defraudado por el progresismo liberal del gobierno de Alberto Fernández.
La libertad no es tomar decisiones con un revolver en la cabeza, o elegir entre los menos malo que nos ofrece un modelo impuesto.
La libertad es disfrutar de nuestros cuerpos y vivir acorde con la naturaleza en un país donde las condiciones para una vida digna estén garantizadas para todos sus habitantes. La plena libertad solo se puede alcanzar en una sociedad que ponga en el centro la emancipación humana.
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