
Una componente simbólicamente potente del electorado del Presidente de los Pies de Ninfa está compuesta por jóvenes que casi no tienen recuerdos de los doce años kirchneristas.
A esta altura del milenio se puede afirmar sin mayor duda (la duda, conforme un filósofo militar bonaerense, es la jactancia de los intelectuales) que no es que nosotros estemos obsesionados por el pasado, o que suframos de "retromanía" como lo definió un autor afecto a los neologismos. Es el pasado el que no nos suelta, como si el tiempo fuera circular, el famoso "corso e ricorso" de los italianos. Y en este viaje hacia ningún lugar nos acompañan los artefactos de nuestro tiempo, un poco como los restos flotantes del barco acompañan a los náufragos tras el colapso.
Uno de esos pedazos de tecnología indeleble, que no por nada está dotado de un motor giratorio, es el tocadiscos, que ya no se llama así, ahora es "bandeja giratoria" o "bandeja giradiscos". Los discos tampoco se llaman así, ni "long play", como antes, ahora se llaman "vinilos". Discos le dicen ahora a colecciones de música que no tienen forma de disco, ni se reproducen en una bandeja, sino que provienen de algún lugar de las tripas de internet, y llegan a los teléfonos y las computadoras a través de un proceso endemoniado llamado "streaming". Inventos del hombre blanco.
Hace ya unos tres años que los discos de vinilo superaron en ventas a los "compact disc" o CDs, que habían aparecido en la década del '80, anunciando la muerte del formato anterior. Está visto que aquellos muertos gozaban de buena salud. Y no sólo se venden discos nuevos, hay un mercado bastante chiflado dedicado a la compraventa de discos "de época" -como se los conoce en la jerga- que pueden llegar a tener precios obscenos, incluso adentrándose en las cifras de seis dígitos en pesos.
Los audiófilos se rompen los cuernos debatiendo si la calidad de sonido de aquel sistema mecánico y analógico es superior ("más cálido" conceden todos) que los nuevos formatos de audio digital. Como quiera, colándose desde el pasado, ha vuelto a la banda de sonido de nuestras vidas ese sonido de fritanga que se conoce como "ruido de púa". Al fin y al cabo, como decía el gran DJ inglés John Peel, "es la vida la que tiene ruido de púa".
Los millenials ni deben sospechar que ese servicio de mensajerías para celulares, cuasi red social, llamado "Telegram", está usurpando el nombre de un noble artefacto de siglos pasados que pereció hace unos años, sin pena ni gloria, sepultado por las frenéticas comunicaciones digitales.
El telegrama era una presencia ubicua en las vidas, y casi siempre estaba presente en los anuncios de grandes acontecimientos: las elecciones, las bodas, los nacimientos, los funerales. Basado en la tecnología del telégrafo (invento adjudicado a André-Marie Amper y a David Alter) y en el código Morse, se caracterizaba por el ahorro de palabras y la consiguiente sintaxis trunca.
Las buenas costumbres de la época imponían la discreción en su redacción, para evitarle sobresaltos al receptor. Por ejemplo, un texto mítico era aquel que rezaba "papá enfermo, viaja de luto", que merece haber sido cierto.
Triste y solitaria la muerte del telegrama. Ni siquiera pudimos mandarle un telegrama a sus deudos. Claro está, Amper, Alter y Morse le habían precedido en eso de morirse, así que mandarles el pésame se hizo complicado.
Todavía persiste, en algún rincón oscuro de las casas, otro artefacto mítico que, como algunas especies animales en vía de extinción, está condenado a la desaparición, aunque nadie lo mencione en su presencia. Nos referimos al teléfono fijo, ese que funciona con cables, a diferencia de su verdugo el teléfono celular, que para colmo ahora resulta que es "inteligente".
Los millenials, que mal saben identificar un teléfono fijo aunque lo tengan frente a las narices, se morirían de risa si supieran que hace apenas cuatro décadas, un aparato de esos era dificilísimo de conseguir, y su mera presencia en una casa hacía que el inmueble en cuestión subiera considerablemente su valuación en el mercado. Eran los tiempos de la compañía estatal Entel, una de las vacas argentas que carnearon los salvajes unitarios neoliberales en los años '90.
De vez en cuando suenan en casa, para espanto de los habitantes. Antes, eran como los telegramas, la gente sólo los usaba para cosas importantes (la tarifa era saladísima). Ahora llaman para hacer encuestas, o para ofrecer la venta de alguna cosa, o para compartir un pensamiento bíblico, o resumidamente para estafarnos de un modo u otro. Por suerte ahora cuando la llamada proviene de un establecimiento penitenciario te avisan antes.
El asedio de estas llamadas no solicitadas llegó a ser tal, que cambiaron las reglas de educación. Hoy está sobreentendido que ante una llamada no deseada, lo más humano es cortar directamente, sin entrar en largas explicaciones ni regateos. Muchas veces del otro lado (en unas mazmorras llamadas "call center") hay otra víctima del sistema.
Una vez por mes llega la tarifa, que raramente llega al valor que tiene un dólar norteamericano en el mercado negro. Quién te ha visto y quién te ve, "tubo" entrañable, vos que fuiste la estrella del mercado inmobiliario. Ya no te falta pa' completar, más que ir a misa e hincarte a rezar.
Una componente simbólicamente potente del electorado del Presidente de los Pies de Ninfa está compuesta por jóvenes que casi no tienen recuerdos de los doce años kirchneristas.
Hace 47 años llegaba el primer cargamento de cocaína por un acuerdo entre las dictaduras de Bolivia y Argentina. El hallazgo de media tonelada de cocaína en el puerto de Vicentin es la confirmación de una ruta histórica del comercio internacional del narcotráfico desde los tiempos del genocidio.
El día de los trabajadores no es una jornada feliz. La precariedad y la pérdida de puestos de trabajo son una constante. Las reformas laboral y previsional se lograron de hecho. Más de la cuarta parte de los trabajadores están hundidos en la informalidad. Las condiciones laborales hoy se asemejan a aquellas que llevaron a los mártires de Chicago a protestar.
Nueva intervención judicial, sueldos en cuotas y una planta a oscuras
Ahora que millones piensan de acuerdo a los intereses de los dueños de casi todo y no quieren saber nada de luchas colectivas, nietos de trabajadores, dueños de casi nada, somos capaces de leer, pensar y sentir las palabras del manifiesto de todos los trabajadores de lo que se llamó la República Argentina, un 1 de mayo de 1890.
Un 30 de abril de 1977, catorce mujeres se reunieron frente a la Casa Rosada para exigir información a la Junta Militar sobre sus hijos e hijas que habían sufrido secuestro y desaparición forzada.
“Siete Minutos de Historia” son cortos multimedia digitales en la que se escuchan breves relatos históricos sobre los acontecimientos nacionales y aspectos desconocidos de quienes fueron protagonistas esos hechos.
470 kilos de cocaína fueron hallados en un buque extranjero amarrado a la terminal que la empresa agroexportadora tiene en San Lorenzo. Para el diputado provincial e investigador, el hecho prueba que “no hay narcotráfico sin grandes empresarios”.
TodoLáctea 2025 se lleva a cabo del 13 al 15 de mayo en Esperanza con una nutrida programación
Los servicios medidos continúan garantizados y la atención se mantiene a través de canales presenciales, telefónicos y digitales. La credencial digital está disponible en la app, el Portal de Autogestión y CiDi.
25 años de trabajo a favor de las personas con discapacidad conmemoró la Asociación Centro Esperanza a través de un acto desarrollado en el Centro Cultural “Daniel Martina”