La inimputabilidad de los ludopatas en el debate entre abogados y especialistas

El ludópata vive el infierno de las deudas provocadas por esa adicción y suele creer que resolverá el problema en que se metió apostando, sostienen especialistas

Sociedad06/12/2024Redacción RegionalisimoRedacción Regionalisimo
Ludopatia

El artículo 34 del Código Penal de la Nación Argentina establece que una persona es inimputable si no pudo comprender la criminalidad de sus actos en el momento del hecho. Ante esto los profesionales del derecho sostienen que la ludopatía no es inimputable, ya que las personas con ludopatía pueden responder por sus actos.
Los especialistas en la materia consideran que se trata de un trastorno que puede dominar la vida de la persona y perjudicar sus valores y obligaciones considerando que en casos de maniobras ilegales, si se demuestra que no puede dominar su compulsión, podría ser considerada inimputable.
El presidente de la Fundación de Ludopatía Infantojuvenil, el psicólogo especialista en este trastorno José Icazatti, señaló que este tipo de acciones ponen en evidencia la complicada relación entre la ludopatía y el comportamiento fraudulento como consecuencia del trastorno compulsivo que puede influir en conductas extremas, como la mentira y el robo.
Icazatti explicó que la ludopatía, anteriormente clasificada como un trastorno de la impulsividad, se ha reconfigurado en la actualidad como una adicción a un comportamiento. «Hoy se considera una adicción en un trastorno de comportamiento. Acá no hay una sustancia, sino una adicción a un comportamiento compulsivo,» explicó el especialista. Esta adicción no solo se centra en el acto de jugar, sino en la búsqueda de placer a través del juego, una dinámica que puede llevar a comportamientos desmedidos, como el ocultamiento y la mentira.
«Una persona que empieza con estas adicciones es capaz de hacer cualquier cosa por seguir jugando y recuperar dinero,» afirmó Icazatti. Este comportamiento compulsivo se alimenta de la distorsión en el sistema de recompensa del cerebro, donde el placer inicial de ganar se convierte en una necesidad compulsiva de seguir jugando, incluso a costa de grandes sumas de dinero y la verdad.
Al preguntarle si una persona con ludopatía podría ser considerada inimputable, Icazatti respondió que la condición podría influir en la responsabilidad legal. «Si una persona tiene una enfermedad que afecta su comportamiento de manera tan severa que no puede dominar su compulsión, podría ser considerado inimputable,» explicó. Sin embargo, destacó que la determinación final dependería de la evaluación de expertos y el contexto específico del caso.
«Una de las dificultades radica en que se trata de una conducta explícita, consciente, es difícil reconocer esto en otros como un problema de salud, se los asemeja socialmente a los estafadores y a los enfermos, lo que en algún punto es cierto: en muchas ocasiones cometen estafas que también son emocionales a sus amigos y familiares, para poder sostener su adicción», describe Juan Ingelmo, jefe de División Interconsulta del Departamento de Salud Mental y Psiquiatría del Hospital de Clínicas de la UBA
«Los perjuicios económicos, que también traen aparejados problemas vinculares, sobre todo cuando empieza a afectar la economía familiar. Otra conducta muy típica es que después de perder se suele jugar para recuperar, y la otra es la mentira: el ocultamiento para minimizar o bien ocultar la implicación que existe en el juego», precisa.
«La principal dificultad del ludópata es que no puede reconocerse como tal, hay una actitud renegatoria frente a su propia condición compulsiva, y por lo general son los demás los que le advierten que está teniendo problemas», explica la psicoanalista Luz Mariela Coletti, directora de Entrelazar, y coautora con Débora Blanco de «La adicción al juego ¿no va más?».
Y agrega: «Y en el caso de que el ludópata lo vea, es en un acto desesperado que lo lleva a volver a juntar más dinero para volver a apostar, porque siempre tiene la ilusión de que jugando va a poder salir del problema en el que se metió jugando».

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