
El día de los trabajadores no es una jornada feliz. La precariedad y la pérdida de puestos de trabajo son una constante. Las reformas laboral y previsional se lograron de hecho. Más de la cuarta parte de los trabajadores están hundidos en la informalidad. Las condiciones laborales hoy se asemejan a aquellas que llevaron a los mártires de Chicago a protestar.