
Javier Milei no ganó solo una elección, ganó una narrativa. Su triunfo fue el desenlace de una larga decadencia política, económica y moral. Argentina no votó por un programa, votó por un grito.





La libertad de expresión es uno de los pilares ineludibles del Estado de Derecho. Por muy obvio, ese derecho asegurado constitucionalmente fue puesto muchas veces en crisis, incluso durante los 40 años de vida democrática que se celebran ahora. Siempre prevaleció por sobre los intentos de aquellos que desde el poder intentaron sofocarla. El presidente Javier Milei declamó que en su ideario libertario, la libertad de expresión era un pilar inclaudicable sobre el que se erigía su propuesta de gobierno.
Ahora está ante una disyuntiva: si decide ratificar en los hechos que su administración puede hacer carne esa máxima y tolerar adecuadamente la crítica a la que son sometidos los gobernantes por parte de ciudadanos comunes y la prensa independiente; o si por el contrario, se recuesta sobre el perfil de twittero cáustico, malsonante y hasta agresivo con el que construyó buena parte de su atractivo político. Hay una diferencia sustancial. Ahora es el primer mandatario y el hombre con el poder público delegado más importante del país. Lo que hace ahora no queda encapsulado en 140 caracteres. Tiene consecuencias. Habilita comportamientos. Puede, incluso, infundir temor.
En las últimas horas, en su cuenta oficial, el Presidente publicó posteos de cuentas conocidas en el submundo de X (extwitter) que trabajan sobre la falsa información y viralizaron un segmento del canal C5N en el que una periodista entrevista a un ciudadano que se quiebra relatando el impacto de las primeras medidas económicas del Gobierno en su vida cotidiana. Era darle micrófono a la gente de a pie. Al que hasta hace dos semanas, los contendientes del balotaje pedían el voto. El hombre, sin faltas de respeto a la investidura contó una impresión negativa de las medidas y de sus efectos en la vida de los argentinos. Partidarios de Mieli, cuentas que trabajan (y cobran) por instalar conversaciones en las redes sociales y algún que otro alcahuete que nunca falta no tuvieron mejor idea que insistir en que se trataba de un actor. De un montaje. De una farsa. De fondo, cuestionaban dos cosas en simultáneo: lo que el hombre decía y a quienes le dieron posibilidad de expresarse. Lo peor es que el Presidente validaba ello. Era un intento de desacreditación directo.
El episodio ocurrió a 24 horas de la tradicional cena de Adepa que agrupa a las entidades periodísticas de la República Argentina donde se realizó una fuerte defensa de la prensa como garantía para promover una sociedad informada y participativa. No sólo es rol del Estado facilitar esa tarea, sino que debe evitar cualquier tipo de cercenamiento de la libertad de expresión en todas sus formas. El intento de desacreditar la palabra pública, lo que se conoce como “la voz de la calle”, es una muy mala señal que no puede menos que encender señales de alerta. En otras latitudes, con prácticas similares se ha visto el origen de regímenes de corte autocrático, cuando no autoritario.
El antiguo apotegma del periodismo no caduca: si una persona dice que llueve y otra dice que no, el rol del periodismo no es darles voz a ambos, sino abrir la ventana y comprobar cuál es el clima. Nunca puede ser sano criticar a quien lo muestra. Porque por más que se pretenda negar y sostener una posición, puede que la lluvia nos esté mojando igual.
(*) Periodista, subdirector de Ámbito Financiero

Javier Milei no ganó solo una elección, ganó una narrativa. Su triunfo fue el desenlace de una larga decadencia política, económica y moral. Argentina no votó por un programa, votó por un grito.

El país como un páramo vacío de almas. Los conquistadores vuelven al desierto a quedarse con las entrañas de la tierra. Quedó en claro que las urnas no son herramientas de transformación sino de fraude emocional. Ahora el país, el que habitarán nuestros niños, es una zona de sacrificio en manos del prostituyente que la compra.

Con la excusa de las buenas prácticas, Diputados y el agronegocio están elaborando una ley que prevé una distancia de 10 metros para fumigaciones terrestres y 45 para aéreas. Los mismos que obtienen los beneficios los regulan. Las poblaciones fumigadas fueron ignoradas.

En estos tiempos en los que la Argentina ha desaparecido como nación independiente es fundamental recordar el ecocidio de La Forestal como mecánica de funcionamiento de la explotación irracional, consecuencia de negocios financieros y el supuesto interés de la ayuda de los imperios.

La infancia ha padecido y sigue padeciendo, a lo largo de la historia, las peores consecuencias en los conflictos bélicos, en los terrorismos estatales, en los sismos. Hambruna, orfandad, heridas de gravedad. Infinitas oscuridades que fueron tiñendo de dolor los cuerpos más cargados de fragilidades. En Gaza, ya se los identifica como WCNSF, una sigla que significa Niño herido sin familiares supervivientes.

¿La tierra y la tradición, es parte de nuestra identidad? generó un gran debate en el Concejo Deliberante extendiéndose a la sociedad por la oportunidad del monto destinado a la contratación de un artista, pero no es parte del debate si el evento es conveniente para generar movimiento por tres días o cumple el objetivo de instalar a Morteros como un lugar turístico.



Un convenio con la Universidad Fasta firmo el municipio para el cursado de carreras a distancia y la realización de capacitaciones

El propietario de un campo iniciará acciones contra la policía por considerar que no es verdad lo informado en relación a un allanamiento realizado en un campo de Saturnino María Laspiur

El 4, 5 y 7 de noviembre, con la organización de la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), se realizarán las Jornadas de Homenaje a Agustín Tosco, el sindicalista de Luz y Fuerza, que falleció 50 años atrás, el 5 de noviembre de 1975.

Se suman en el Congreso los proyectos sobre maltrato y crueldad animal. El último que se presentó lo redactó la diputada nacional Silvana Giudici (PRO), quien propuso crear el denominado Registro Nacional de Personas que Cometen Actos de Maltrato y/o Crueldad contra los Animales, en el marco de la Ley 14.346, conocida como “Ley Sarmiento”.

La imputada tiene 34 años, sus iniciales son FDR y era amiga de la madre de la víctima. Los hechos ilícitos fueron cometidos en reiteradas oportunidades en una vivienda.

