
Esta reforma laboral es la misma que se impuso con sangre y desapariciones durante la dictadura. Hoy miles de jóvenes sin recibo de sueldo ni obra social, crecidos en la prédica antisindical y antipolítica, en medio del consumismo y el individualismo la miran con simpatía. Pero sin derechos laborales no habrá vida mejor para nadie.







“Agregó que “Acindar se convirtió en una especie de fortaleza militar con cercos de alambres de púas. Los oficiales policiales que custodiaban la fábrica se alojaban en las casas reservadas para los ejecutivos de la empresa...".












