Setenta y siete firmas para la cárcel a los 14

Setenta y siete firmas que nunca se acercaron a los pibes, que nunca pisaron una cárcel ni un instituto, que jamás hicieron nada por arrancárselos a la calle, por un estado que los abrigue con el brazo protector antes de cazarlos con el brazo represor. Ellos abren las puertas de la cárcel a los 14 años.

Opiniones25/05/2025 Por Silvana Melo
setenta y siete firmas

(APe).- Setenta y siete firmas de setenta y siete anónimos que se arrogan la representación de los pueblos, de las provincias, de las gentes que fatigan la supervivencia día tras día y, fundamentalmente, de los pibes y las pibas que, durante generaciones, vienen resistiendo a la nieve tóxica y a las invasiones alienígenas. Que son las horribles dirigencias que nunca intentaron construirles una vida digna sino un futuro tumbero. Setenta y siete firmas de caras desconocidas en su mayoría, que nunca se acercaron a los pibes, que nunca pisaron una cárcel ni un instituto, que cruzan la vereda cuando ven la imagen icónica de la visera hacia atrás, el piercing y la piel oscura, que jamás hicieron nada por arrancárselos a la calle, por crearles alternativas, por redondear los vértices de un estado que los abrigue con el brazo protector antes de gasearlos o cazarlos con el brazo represor. Setenta y siete que jamás hicieron nada por alimentarlos, jugar con ellos, contarles cuentos, criarlos porque los niños y las niñas vulnerados y frágiles son de todos, no sólo de madres y padres que no pudieron, no de instituciones rígidas y gélidas que los romperán. Setenta y siete que deciden entrar en la vida de chicos y chicas de 14, preadolescentes en la peor etapa de sus vidas, cuando todo se cuestiona y todo se demuele, en condiciones normales. En esas vidas que llegaron a esa edad plagadas de carencias, de necesidad y de castigo, irrumpen los setenta y siete y firman el dictamen del Plenario conjunto de las comisiones de Legislación Penal, Familia, Justicia y Presupuesto y Hacienda.
Mientras estallan alrededor los escándalos de $LIBRA y el PAMI, mientras la caterva gobernante insulta y golpea a los viejos deportivamente, setenta y siete desconocidos integrantes de la Cámara de Diputados abrieron las puertas y desenrollaron la alfombra roja para que entre la cárcel para los niños de 14 años. Por orden directa del presidente. Que quería cárcel a los 12 pero tuvo que negociar.
Ayer el plenario era una fiesta. Habían encontrado chivos expiatorios para tanta vergüenza. Pequeños chivos expiatorios. Que son, según el CELS, responsables de menos del 0,2% de los delitos cometidos en el país. En su mayoría hurtos o intentos.
En la provincia, la obsesión de los vampiros oficiales, que gustan de nadar en sangre ajena para sus campañas, los homicidios que cometen los chicos menores de 18 llegan al 8,9 %. En 2009, al 12,8. La cifra cayó. Pero la edad para imputarlos baja. Porque encontraron a quiénes inculpar. Los pibes. Y a quiénes apalear. Los viejos. Una definición ideológica aterradora.
Con la nueva ley que seguramente aprobará el Congreso –que no le niega nada al Gobierno, como un vaso de agua o una rodaja de pan- un preadolescente de 14 años podrá pasar 15 en la cárcel.
Más de lo que vivió.
En una cárcel regida por el mismo sistema y el mismo estado que determinó su vida hasta los catorce.
El estado feroz tendrá pensado para él un futuro ad hoc para cuando salga. Si lo logra.

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