
Motosierra libertaria en salud: denuncian más recortes para dar respuesta al VIH, hepatitis virales, ITS y tuberculosis
El Presupuesto 2026 que presentó el gobierno de Javier Milei prevé un nuevo ajuste en algunas de las áreas más sensibles de Salud. La Fundación Huésped denunció el "giro preocupante" en la estrategia sanitaria del país








Antes había gobernado Carlos Menem, quien en medio de la hiperinflación con picos en 1989 y 1990 tuvo un traspaso de poder por adelantado, el 8 de julio de 1989. Al asumir con Miguel Roig como ministro de Economía –falleció súbitamente y lo reemplazó Néstor Rapanelli, tal como su predecesor, ejecutivo de Bunge & Born– también la devaluación fue de 0%, pero en una crisis galopante: la devaluación se había resuelto con el estallido del Plan Austral y el fracaso del Plan Primavera en abril de 1989, cuando el dólar pasó de 80 australes a 200 australes: un 150%. El cambio de moneda del peso al austral había sido lanzado por el ministro de Economía ortodoxo Juan Sourrouille en 1985, y se inició con paridad 1 austral equivalente a 1 dólar estadounidense. Seis años después, en abril de 1991, la convertibilidad del ministro de Economía Domingo Cavallo se inició con 1 dólar equivalente a 10.000 australes.
Así, desde el vamos, la pérdida del poder de compra del salarió de diciembre contra noviembre del año fue del 16% para los trabajadores estatales; del 11% para los trabajadores registrados del sector privado, y del 14% para los trabajadores del sector privado no registrados, recopiló el Mirador con datos del Indec.
Y también los mismos gremios tuvieron fuerte impacto, que alcanzó a 24.388 millones de pesos menos: “La cuota sindical que pagan los trabajadores es un porcentaje fijo del salario. Al caer el salario, cae la cuota y los sindicatos pierden ingresos”.
Con todo, la transferencia de recursos transitó en una dirección nítida de suma cero: desde sectores más endebles hacia otros más poderosos, sin que la licuación salarial haya afectado ni a “la casta” ni a los “empresaurios” que definió genéricamente el el presidente Milei. Y la transferencia se operó sin que los beneficiarios enunciaran crisis alguna ni balances negativos, lo cual acerca al plan motosierra no a una estabilidad como mejora de ingresos familiares, sino a un chiste que continúa circulando por redes sociales, que invita a “hacer un sacrificio para que los ricos ganen más”.










