
Son las víctimas de nuevas formas de esclavitud. Pibas captadas a través de ofertas seductoras en redes digitales, a través de influencers o con propuestas de ganancias inalcanzables. Un modelo que no hace más que exhibir oropeles y pompas en vitrinas inalcanzables que deslumbran. Pero que les quedarán siempre lejanos.







Torturas y violencia sexual
La saña del Estado israelí contra las niñeces palestinas no es algo nuevo. Si tomamos al azar cualquier año de las últimas décadas, las denuncias son similares. Por ejemplo, en 2012, un grupo de juristas británicos presentó ante ONU un informe que recoge las torturas de los y las niñas palestinas por parte de los militares israelíes. En un documento titulado Niños bajo custodia militar, los juristas denunciaron que a las infancias palestinas les ponen grilletes y permanecen en reclusión aislada mientras están bajo la custodia israelí, lo que es considerado como una tortura y viola la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU. En la investigación, también se remarcó que las fuerzas militares israelíes suelen arrestar a los niños palestinos de noche en sus casas, les tapan los ojos, atan sus manos y los transportan a centros de interrogatorios en el suelo de vehículos militares y boca abajo. En el informe, se manifestó que «de la mayoría de los niños se abusa verbalmente y físicamente, no les informan sobre su derecho a tener un abogado o a guardar silencio. A veces los meten en celdas de aislamiento y les hacen firmar papeles que no pueden comprender porque están escritos en hebreo».












