
Los negocios del sistema crecen en los bancos con absoluta tranquilidad más allá de las masacres. Sean cuales fueran las razones de esas masacres: por el fentanilo adulterado o bien como consecuencia de las decisiones políticas de dirigentes que solamente buscan en la muerte una mayor cantidad de votos. Las masacres son partes inherentes a la continuidad de los negocios.







Sigo escribiendo con la certeza que ya nadie lee. Y para acompañarme leo a Silvana Melo y no puedo dejar de conmoverme: “Pero nadie nos quitará la alucinación de haber sido felices multitudinarios. Por espasmos. En las tribunas infinitas de esta brujería. Por un pibe adulto y planetario. Que parece jugar el juego de todos en el ajedrez donde fuimos y seremos peones”. Ante tanta bella contundencia, vacilo. Ni yo tengo ganas de leerme. Me alegra mucho que una selección de la Argentina juegue tan bien al fútbol. Y que gane porque juega mejor, y no a pesar de jugar peor, como reza el catecismo resultadista.










