
Murió Rosa Roisinblit. Sus días se apagaron pero su memoria –la memoria que supo coser y tramar durante los 106 años de longevidad que las Madres tienen por decisión de lucha- se enciende en el camino de todos, faro que alumbrará para que nadie equivoque rumbos ni enemigos. Ella sabía. Ella sabe. Por eso estará siempre primero. Con la luz en la mano. Indicando por dónde.